Prácticas erróneas a la hora de acostar a nuestros hijos

  Como ya todos sabemos, conseguir que nuestros pequeños se vayan a dormir y permanezcan dormidos durante la noche, es una de las tareas más complicadas a las que se tienen que enfrentar los padres. Incluso los niños más dormilones y con menos problemas para el sueño, en determinado momento, los padres sufren algunas batallas en el momento de ir a la cama.

   Por eso, desde vigilabebes.es queremos ayudar a los papas a evitar algunos de los errores más frecuentes que se producen con respecto al descanso de los niños. Realizar pequeños cambios en la rutina de acostar a los niños puede darnos grandes resultados con relativa facilidad.

Errores comunes:

  • Acostar demasiado tarde a los niños: por la forma de vida de hoy en día, los padres cuando llegan a casa del trabajo tienen ganas de pasar un rato con sus hijos jugando o haciendo cosas juntos. Pensamos que cuanto más tarde se acuesten y más cansados estén, más y mejor dormirán, pero los expertos exponen que no, que cuando los niños se cansan en exceso les cuesta más dormirse o se despiertan durante la noche. Desde nuestro blog proponemos fijar una hora para ir a dormir, tanto por la noche como para la hora de la siesta. Diferentes estudios reflejan que lo mejor es que los bebés y niños pequeños duerman unas 12 horas diarias, los niños en edad preescolar necesitan unas 13 horas de sueño una vez dejen de hacer la siesta, y los niños mayores deberían dormir entre 10 y 11 horas diarias.
  • Usar el movimiento cómo forma de dormir a los niños: utilizar columpios, mecedoras, los paseos en coche, el brazo etc. como método para dormir a los peques es otra de las prácticas erróneas más comunes debido a que el niño es probable que no alcance la fase más profunda del sueño. Se debe utilizar el movimiento para calmar al bebé pero no para inducir al sueño.
  • Evitar distracciones en la cuna: los juguetes estimulan y provocan que se distraigan en la cuna y piensen más en juguetear que en dormir una vez se acuestan. Recomendamos evitar los estímulos además de oscurecer la habitación y crear un ambiente de silencio y calma en la casa.
  • No cumplir las pautas nocturnas: pensamos que los bebés o niños mayores no necesitan esta rutina, bien porque son tan pequeños que no son conscientes o porque son tan mayores que ya no las necesitan. Pero no, es aconsejable seguir una rutina desde bien pequeños (disfrutar del baño, cenar, leer un cuento, cantar una nana etc.). esto permite que los niños se relajen y calmen. No importa que rutina sigas, sino hacerlo con perseverancia, en el mismo sitio, orden y hora todas las noches.
  • Falta de constancia en la rutina nocturna: esto hace que los niños se desorienten y no entiendan porque unos días han de dormir con unas normas y otros días no. La perseverancia y constancia en las rutinas y educación de los niños es lo más beneficioso para ellos.
  • Cambiar de la cuna a la cama demasiado pronto: no hay que tener prisa, ya que si el bebé no está todavía preparado para el cambio puede sentirse inseguro y seguir la costumbre de salirse de la cama ya que no existe ninguna barrera que se lo impida.
  • Estimular antes de ir dormir: evitar juegos, televisión, música etc. esto altera a los más pequeños y dificulta que se duerman pronto.
  • Sacarle de la cuna cuando llora: a veces los niños intentan llamar la atención mediante el lloro. Hay que atenderlo y consolarlo para que se calme y vuelva a dormirse evitando sacarlo de su lugar de descanso. Sólo en última instancia, si nada de eso funciona, se le debe sacar de la cuna.

  Tras conseguir nuestro objetivo, es decir, cuando nuestro hijo duerma en el horario establecido y durante toda la noche, conseguiremos que nuestro hijo esté más descansado, relajado y simpático, y por tanto toda la familia conseguirá más estabilidad y por tanto estará más feliz.