Lactancia materna vs lactancia artificial

   Elegir entre la lactancia materna y la lactancia artificial es una de las primeras decisiones que tienen que tomar los padres. Se recomienda la lactancia materna como mejor opción para alimentar a un bebé durante los primeros seis meses ya que contribuye a la defensa contra las infecciones, a prevenir alergias y a proteger contra diversas afecciones crónicas.

   A pesar de esto, la lactancia materna no siempre es posible, por lo que las madres que no pueden amamantar a sus hijos o deciden no hacerlo por diferentes motivos, las leches infantiles son una buena opción.  Algunas madres se sienten culpables por no poder dar el pecho a sus bebés, pero no hay que preocuparse ya que las leches comercializadas hoy en día aportan las necesidades nutricionales recomendadas y el vínculo emocional madre e hijo no se pierde.

   A continuación vamos a mostrar las ventajas e inconvenientes de cada uno de los tipos de alimentación recomendados.

   Dar el pecho a un bebé puede ser una experiencia extraordinaria tanto para la madre como para el bebé. Proporciona una nutrición ideal y una unión muy especial de la que muchas madres disfrutan muchísimo.

   Los anticuerpos que la madre trasmite al bebé a través de la leche materna pueden ayudar a disminuir la incidencia de muchos trastornos (infecciones de oído, diarreas, infecciones respiratorias, meningitis, alergias, asma, diabetes, obesidad, síndrome de muerte súbita del lactante etc.) y a proteger de las infecciones. Por tanto, permite un buen funcionamiento del sistema inmunitario, aumentando las defensas contra las infecciones y disminuyendo las bacterias y los virus.

   Las leches artificiales intentan reproducir las propiedades y composición de la leche materna utilizando una compleja combinación de proteínas, azúcares, grasas y vitaminas.