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La alergia afecta al sistema inmunitario, es decir, el organismo aprecia como algo peligroso algún componente del alimento y reacciona ante ello con síntomas inmediatos después de su ingesta: urticaria, falta de respiración, anomalías en la piel, voz ronca, etc.
Los alimentos más alérgicos son la leche, los huevos, el marisco, el pescado, las nueces, el trigo, los cacahuetes, los frutos secos, la soja y el chocolate. Algunas frutas (melón, manzana y piña) y verduras provocan alergias que afectan a la boca y a la lengua. Con respecto a los aditivos de los alimentos como colorantes, espesantes y preservantes, se los trata de evitar a pesar de no estar definido si causan o no alergia.
La reacción se produce sobre todo cuando los alimentos se comen crudos y su reacción depende de la cantidad de alimento que se consuma. Los primeros síntomas aparecen aproximadamente a las dos horas de ingerir el alimento.
El único tratamiento comprobado para la alergia alimentaria es evitar el alimento. No se ha demostrado claramente que otros tratamientos, entre ellos vacunas antialérgicas y pro bióticos, ayuden con las alergias alimentarias.
Muchos niños superan su alergia a la leche, los huevos, el trigo o la soja cuando cumplen 5 años si evitan el alimento cuando son pequeños. Las alergias al cacahuete, las nueces y los mariscos suelen durar toda la vida.
La intolerancia, está relacionada con la digestibilidad del alimento. El síntoma típico es la diarrea, dolores excesivos de tripa, eczemas y picores, pérdida de peso, malestar y lloros continuados.
Las intolerancias más frecuentes son las de la lactosa, sacarosa, fructosa y gluten.
Algunas intolerancias son de origen genético y otras son adquiridas. Muchas veces son crónicas, aunque en algunos casos desaparecen espontáneamente, sobre todo en los niños cuando crecen. Es muy importante detectar precozmente las intolerancias alimentarias en niños y bebes, ya que algunos trastornos son congénitos y pueden provocar la mala absorción de nutrientes, provocando carencias alimenticias y fallos en el crecimiento y el desarrollo correcto infantil.
Los síntomas suelen aparecer unas horas después del consumo del alimento sospechoso.
La alergia a la leche de vaca es la más común en lactantes y niños pequeños, afectando sobre todo a niños de 2 a 3 años (entre un 2 y 5% de niños la padecen). Es la tercera causa de alergia, después del huevo y el pescado. El sistema inmunitario reacciona de forma exagerada ante una o más proteínas presentes en la leche de vaca.
Sin embargo, la intolerancia a la lactosa es la incapacidad para digerir el azúcar de la leche. El sistema inmunitario no se ve implicado por lo que no se produce ninguna reacción alérgica. Ni la piel ni el aparato respiratorio suelen verse afectados.