Las condiciones más apropiadas para el dormitorio del bebé.

La habitación del “peque” de la casa es el rincón dónde más tiempo pasan en sus primeros meses de vida. Por ello queremos dedicar una entrada en nuestro blog a la importancia de conseguir un entorno adecuado para los bebés ya que es fundamental para su descanso. Hay que tener en cuenta la temperatura y la humedad entre otros elementos. A continuación aportamos algunos consejos para conseguirlo.

La temperatura es el factor más importante a tener en cuenta ya que esta influye directamente en el bienestar y salud del bebé. Los bebés no tienen la temperatura corporal igual que los adultos, y cómo en sus primeros meses de vida tienen un sistema de regulación de temperatura inmaduro, se ven mucho más afectados por los cambios de temperatura. A veces los sobreprotegemos demasiado del calor y del frío, lo que provoca cambios bruscos de temperatura, los cuales son perjudiciales para el bebé. Si pasa demasiado calor el niño suda, lo que puede provocar deshidratación, irritaciones en la piel y constipados si la ropa se queda húmeda. Si pasa demasiado frío puede resfriarse. Lo más recomendado es que la habitación se mantenga entre los 21 y 24 grados durante el día mientras el peque esta con energía y fuera de la cuna. Por la noche, lo recomendable es tener una temperatura de unos 18 a 20 grados, ya que mientras duermen el propio cuerpo aumenta de temperatura y además utilizan su pijama, sábanas, manta etc. Es importante evitar las corrientes de aire además de los cambios bruscos de temperatura.

Los mejores sistemas para conseguir la temperatura adecuada son: los radiadores (tanto de gas como eléctricos) ya que aportan un calor agradable en invierno y el aire acondicionado en verano (pero sin exceso). Lo ideal es que los radiadores permitan regular la temperatura del dormitorio de manera independiente al resto de la casa. Se recomienda no utilizar estufas de butano, braseros ya que son métodos menos seguros para el bebé. Recordamos que la cuna, cama, parque, carro, etc. no deben estar próximos a las fuentes de calor. Con el aire acondicionado hay que tener en cuenta algunas recomendaciones, como usarlo de manera moderada ya que puede resecar el ambiente y provocar resfriados. No es conveniente que el bebé duerma con el aparato encendido, por lo que lo ideal es encenderlo un rato antes de que el peque se vaya a dormir. Si se decide no utilizar el aire acondicionado y sí ventiladores o abrir las ventanas, hay que evitar las corrientes de aire y que reciba el aire directamente.

En relación con la humedad, lo mejor es mantenerla entre el 30% y el 50% en el dormitorio. Una humedad por encima de estos porcentajes provoca condensación y desarrollo de hongos  entre otros problemas. Al igual que un ambiente seco puede provocar la sequedad de moco que hay en las vías respiratorias del bebé, cuya función es expulsar las impurezas que se inspiran en el aire.

Otras recomendaciones a tener en cuenta:

  • Ventilar el dormitorio del bebé todos los días: el tiempo recomendado es de unos 5 minutos. Con esta acción conseguimos una buena calidad en el aire y expulsar las sustancias que se emiten del polvo, humedad, productos de limpieza etc.

  • Iluminación apropiada: que exista una buena iluminación durante el día y persianas o cortinas para asegurar la oscuridad durante la noche. Se recomienda utilizar una lamparita o luz quitamiedos para poder ver al bebé durante la noche sin necesidad de encender las luces.
  • Prescindir de alfombras, moquetas, cortinas gruesas: esto es recomendable durante los primeros meses de vida ya que estos elementos de decoración, aunque dan calidez al dormitorio, son una fuente de ácaros, suciedad, polvo etc. y pueden provocar alergias indeseadas.
  • Prevenir los humos: nunca fumar cerca del bebé y por tanto tampoco en las estancias donde estos van a permanecer.